un recorrido por el arte mudéjar aragonés
webmaster: José Antonio Tolosa (Zaragoza -España-)

ERMITA DE SAN ROMÁN (LA PUEBLA DE CASTRO)


A los pies del templo se levanta a media altura del último tramo de la nave el coro sobre una techumbre plana con las vigas vistas o alfarje que apoya en un amplio arco rebajado.

El acceso al coro se realiza a través de una escalera de madera adosada al muro lateral derecho debajo del coro. Colocada con posterioridad a la realización de la techumbre hubo que destruir parte de la misma para ubicarla. El pretil del coro está formado por seis paneles de madera con celosías en las que se desarrollan motivos geométricos a base de octógonos y círculos.

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La techumbre de Castro ha sido estudiada por María Isabel Álvaro Zamora en un trabajo monográfico presentado en el Segundo Simposio Internacional de Mudejarismo celebrado en Teruel en 1981, trabajo en el que basaré en buena medida tanto la descripción estructural como la decorativa.

El alfarje ocupa la anchura total de la nave, 8,60 metros, y tiene una longitud de 4,88 metros con un vuelo desde el muro del arco hacia el interior de la iglesia de más de un metro, quedando desde el muro de los pies hasta el arco 3,83 metros. Consta de 17 vigas principales o jácenas dispuestas en la misma dirección longitudinal desde el muro de los pies hacia el interior del templo.

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Entre las jácenas se disponen transversalmente otras vigas de menor tamaño o jaldetas que dividen el espacio en cuadrados sobre los que van los plafones de madera que cierran la techumbre, Encuadran toda la estructura cuatro vigas en los laterales del muro a modo de solera o estribos que sustenta toda la viguería.

Las jaldetas van pintadas en su papo o parte inferior en color rojo sobre el que se desarrolla un motivo en forma de “S” en blanco. Sus laterales, al igual que los de las jácenas presentan decoración en forma de almenas negras sobre fondo blanco.

Los espacios que quedan entre los estribos y las jácenas se cubren con tabicas dispuestas en plano inclinado de manera que permiten una perfecta visualización de los motivos en ellas representados. Entre la parte superior de las tabicas y la primera jaldeta se colocaron pequeños paneles rectangulares con cinco estilizados motivos en forma de “S” alternando tres en color rojo con dos en oro.

La parte inferior o papo de los estribos está recorrida en todo su perímetro un motivo ornamental a base de ataurique en el interior de una forma de palmeta o acorazonada.

A la estructura descrita hasta el momento hay que añadir una pequeña sección que ocupa el rectángulo de la puerta de entrada, y que debido a su exposición a las inclemencias del tiempo es la peor conservada. De su decoración pintada tan solo se aprecia la palabra “ Anno …” como parte de la inscripción que señalaba la fecha de construcción de la techumbre.

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Antes de entrar a describir la decoración del alfarje parece necesario hacer una serie de consideraciones generales sobre la misma. (aunque he intentado resumirlas, la verdad es que ocupan un cierto espacio, por lo que si se quiere entrar directamente a ver los diferentes elementos lo mejor es pasar a la siguiente página. No obstante, opino que las aportaciones de Álvaro Zamora en este sentido merecen la pena ser leídas)

La decoración es pintada a excepción de la terminación de jácenas y zapatas que es labor de talla. La técnica utilizada parece ser que fue la del temple, aplicando la pintura sobre la madera previamente recubierta con una capa de yeso, capa visible en las zonas donde la pintura se ha deteriorado o perdido. La gama cromática es escasa: colores rojo y verde aplicados sobre todo en fondos, dorado, plata, blanco y negro (muy utilizado para perfilar figuras y motivos). Sobre todo con el color rojo se ha jugado mucho con las degradaciones que van desde el rojo más puro hasta un rosáceo blanquecino.

En cuanto a los motivos, Mª Isabel Álvaro Zamora los agrupa en seis apartados: heráldicos, animalísticos, figuras humanas con escenas historiadas en algunos casos, vegetales, geométricos y epigráficos.

En lo relativo a la cronología esta autora ha establecido para la realización de esta techumbre una datación en torno a finales del siglo XIV o 1400 basándose en los motivos heráldicos que se representan, la temática ornamental y la estructura de la techumbre. Hay que decir que hasta la fecha esta cronología ha sido ampliamente aceptada por los estudiosos del arte mudéjar y es la que se utiliza cuando se cita el alfarje.

En el tema heráldico todos los escudos de armas pertenecen a miembros de la familia Castro y a familias emparentados con ellos con anterioridad a 1365. No aparece el escudo de los Pinos que emparentaron con los Castro a finales del siglo XIV, lo que hace pensar que en el momento de realizarse la techumbre la unión era muy reciente o todavía no les había sucedido su heredero Pedro Galcena de Castro que a comienzos del siglo XV introdujo modificaciones en su escudo de armas, escudo que aparecería en la heráldica del alfarje de haberse realizado entrado el XV.

En el tema de la ornamentación la conjunción de motivos vegetales de origen musulmán con otros de estilo gótico surge en el mudéjar toledano a mediados del XIV desde donde se difundirán a otras zonas peninsulares. Su llegada a Aragón se establece durante el reinado de Pedro IV el Ceremonioso y se generaliza a finales del mismo siglo.

Por último, en la parte estructural la terminación en canecillos de proa no se fecha antes de la segunda mitad del siglo XIV.

Resumiendo, la techumbre es una obra mudéjar de ejecución popular pero con un gran efecto ornamental de conjunto aunque con trazado descuidado, lo que le hace parecer arcaizante. Domina el dibujo lineal y plano que la relacionan, a pesar de la fecha en que se realiza, con las primeras etapas de la pintura gótica (en este sentido se asemeja en su ejecución, por ejemplo, con la decoración de la techumbre de la Catedral de Teruel fechada en el siglo XIII).

 

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