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LA ALJAFERÍA (ZARAGOZA) |
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Volviendo a los torreones que reforzaban la muralla en número de dieciséis, de los mismos únicamente se han conservado en las bases unas pocas hiladas de los grandes sillares de alabastro con que estaban aparejadas. A pesar de su similitud, como ya he comentado, con los de los palacios omeyas del desierto sirio de la primera mitad del siglo VIII en cuanto a disposición y planta, no hay que descartar que se tomase también como modelo los de la muralla romana de Caesaraugusta, que también son ultrasemicirculares y además decrecientes en altura como los de la Aljafería, algo que no comparten con los omeyas. 1 Las hiladas de sillares de alabastro almohadillados rescatadas en las prospecciones arqueológicas han permitido delimitar el diámetro de las torres, siendo ligeramente superiores las de los extremos, 6.70 a 6.74 m frente a 6,50 m. de las intermedios. Para diferenciar lo reconstruido de lo original, Iñiguez Almech optó por utilizar sillares de piedra blanca caliza dispuestos en hiladas regulares en las zonas nuevas, de manera que quedase patente lo correspondiente a cada una. En cuanto a la altura, vino dada en la reconstrucción por las huellas de arranque en los muros hasta lo más alto. 4 Además de en la fachada este, se pueden ver las bases de otros dos cubos, el primero correspondiente a la esquina suroeste (fotografía 6), y el otro en la fachada sur, contiguo al esquinero sureste (fotografía 7). Entre estos dos últimos también perviven restos de uno de los lienzos a base de diez hiladas de sillares. (fotografía 8). 6 Las almenas que coronan los torreones son una reconstrucción de Francisco Iñiguez, que al no haberse conservado ninguna para saber cómo eran (en los alzados de Spanochi aparecen estrechas y picudas), se rehicieron en ladrillo cara vista para evitar dudas sobre su autenticidad, ya que este modelo, que se generalizaría después, no se daba en la época de taifas. Lo más interesante de estos torreones está en su distribución interior, que como ya observó Iñiguez se diferencia de los precedentes de los palacios omeyas. 10 Presentan una primer piso macizo y colmatado al que siguen dos estancias, la primera con pasadizo e iluminada con saeteras, y sobre ella, una segunda que se comunica con el adarve de los lienzos de la muralla. Si comentaba el interés de la distribución interior de estos torreones es fundamentalmente por el sistema de acceso a las dos salas citadas que se soluciona mediante una puerta de doble arco de herradura con un mainel central que no se pudo recuperar en las labores de restauración por lo que se rehicieron de nueva factura. Sí que son originales los arcos de al menos las dos torres que puede visitar: la más próxima a la pequeña torre mudéjar y la contigua. 14
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